Las páginas de la memoria

Más allá de la estupidez no hay nada. Más allá de la estupidez sólo existe un desierto blanco que hiere los ojos. Negar lo evidente es una necedad. Justificar el abatimiento es de idiotas, y rendirse a los caprichos de esta vida acaba convirtiéndote en eso, en una mera casualidad.

La vida te da dos opciones, o bien la usas o bien te acaba usando ella. Es un pulso que requiere cierta concentración, pero no tanta como para no poder, también, disfrutar de ella.

Casi todos sabemos que es lo que tenemos que hacer. Casi todos conocemos que debemos de cambiar, de encauzar o que asuntos requieren que nos mantengamos alerta. Casi todos sabemos que nos gusta o que nos gustaría, y a qué hay que enfrentarse para, por lo menos, tratar de conseguirlos.

Simplemente hay que sentarse frente al organigrama de tu vida, y reconocer quienes somos, y quienes queremos ser. Ser realistas, y sobre todo sinceros, saber cuales son nuestras probabilidades y si estamos convencidos de nuestras metas, ir a por ellas.

Conviene hacerlo de manera tranquila, que no perezosa. Se puede ir por etapas, pero siempre asegurándonos de que avanzamos. Es conveniente ir planteándose los retos de cada una de las etapas y es buena medida afrontar las tareas más desagradables de manera inmediata, o proponernos solventarlas las primeras. ya que una vez resueltas o encaradas, el espíritu parece liberarse, y refuerza nuestra ruta al destino.

Se trata de una trayectoria íntima de difícil compartición con terceros. de hacerlo así es posible que enturbien tu planificación o simplemente te desanimen sobre tu proyecto por mil razones, entre los que caben desde sus propios intereses contigo, hasta la insana envidia, lo que propiciaría su interés en tu fracaso.

Hagamos lo que hay que hacer, y no dudemos de ello. Respetando todas las opiniones, hemos de defender en lo que creemos hasta el agotamiento.

Habrá etapas en blanco, habrá etapas de niebla, de desánimo y hasta de desconcierto. Habrá circunstancias adversas, barreras que parecerán insuperables y alguna vez entrarán las ganas de abandonar.

En tal caso repasa tus apuntes, pasa las páginas de tu memoria y encuentra en ellas esos pequeños detalles, esos apuntes de tu sueño, algún destello de una sonrisa o un timbre de voz, serán suficientes para tomar aliento.