Rebobinar, empalmar y volver a empezar

12 Febrero 2010

Encajonado, que te lleva a estar acojonado. Día sin horizontes, con realidades y verdades tan limitadas que ahogan y axfisian. Ya me disculparéis, que apenas tengo tiempo de pensar en mi mismo, quizás por ello, sólo se me ocurren los reproches que a mi mismo, yo mismo, me hago.

Dicen que beso lineal y efímero por las mañanas. Si es verdad, y no se si es cierto pues tardo mucho en despertarme, lo hare lento y atrapado a partir de ahora. Repaso todo lo que he de hacer desde hoy. Nueva revisión, nueva línea que marca el límite.

Hace una semana viajaba hacia la tierra sin obstáculos, hoy, una semana después, vivo entre ellos. No apetece mirar al cielo, bajas la cabeza y miras el suelo. Hoy viniendo en el coche oía al presidente de la CEOE. En medio de sus parrafadas han sonado los pitidos de las señales horarias. Tanto me atrapan las palabras de los políticos, que mi mente se ha ido a esa época (fue ayer), en que grabábamos cintas cassetes con canciones que emitían en la radio. Te jodían cuando saltaban las señales horarias, o cuando el puto presentador entraba en mitad del tema haciendo promoción del tema de moda de Cat Stevens. Había que rebobinar, buscar el corte, hacerle coincidir adecuadamente con un acorde de la canción que seguía emitiéndose, oírlo después, que te gustara el empalme, y si no era de tu agrado, esperar pacientemente frente a la radio a que lo volvieran a poner. Después de todo, ¿no es esto la vida?