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Las Razones del Diablo

Historias de todos los días

Colono 19

facf416d-5a4f-442a-933b-a28d7d509886Me he cogido al crío por banda y nos hemos puesto a estudiar juntos. El chaval parece que empieza a ir mal en el colegio. Le ocurre como a todos los chicos, o al menos eso es  lo que decimos todos los padres: "es listo pero más vago que nada".  Ufano de mí, pretendía enseñarle a estudiar. Pretendía enseñarle a hacer esquemas, priorizar los datos fundamentales, ideas principales, su desarrollo y demás metodologías para organizarte frente a una mesa de estudio. De ahí he pasado a cómo orientarse con el Sol, buscar el norte mediante el musgo o mirando las estrellas. Mi hijo me aguanta pacientemente, pero sé que su cabeza está en otra parte y se limita a soportar mi rollito de película de domingo. Papá guay hablando de la vida con su hijo pre adolescente.   Me doy cuenta de que mi rollito no es el suyo y que está esperando a que esa especie de paréntesis de la normalidad transcurra para volver a imaginar con sus juegos. A veces creo que soy un mal padre,que debería pasar más tiempo con él.   Siento cierto estrés cuando estoy con él. Quizás, cierta ansiedad por hacer de manera comprimida todas esas cosas que pienso deberían ocurrir si viviera con él todos los días. Me entran unos remordimientos muy hondos con mi chaval.  Me repito que le tengo que dedicar más tiempo y siento un nudo dentro de mi estómago proveniente de zonas hondas, desconocidas y que intuyo malas. Verdaderamente, es mi ex la que dedica tiempo al chaval y, consecuentemente, ella es la que extrae más sustancia del chico, la que le siente crecer, la que se enriquece con la observación y los nutrientes de un ser vivo que  desarrolla una personalidad y un enfoque único del mundo. 

S. se ha ido a la ciudad en la costa donde su familia tiene una casa. Se marchó ayer por la mañana.  Sus padres vinieron a recogerla y yo baje con ella a acompañarla hasta el coche y llevar la maleta. Saludé a sus padres. Su madre creo que no me traga. Me debe de ver mayor, calvo, un poco sinvergüenza, y en verdad que no la culpo de querer proteger a su hijita. 

Bueno, se marcharon y yo me fui a pagar una multa de tráfico de 250 euros y a hacer un poco de compra para el día de hoy, que me he venido al campo con el crío.  Al llegar me he llevado un susto de muerte, pues pensé que N., el perro, estaba en las últimas, y debe de estarlo. El pobre no se podía levantar, o no se quería levantar. Temblaba y parecía tiritar de frío cuando, a mi entender, quería levantarse de su aposento. He pensado que ya no tenía fuerza en las patas traseras y que a partir de ahora sólo sería cuestión de esperar a que se fuera apagando y extinguiendo. No ha sido así, a duras penas se ha levantado e incluso se ha venido con nosotros a dar un paseo en la bicicleta. Le he comentado a mi crío que las horas o los días de N. parecían empezar a estar contados, y si le ha afectado lo ha sabido disimular muy bien. 

Se acercan las Navidades y ¡uf!, no logro ilusionarme con ellas. La casa de mi ex tiene su árbol, su belén y su ambiente navideño y yo soy incapaz de comprar unas putas bombillas para adornar uno de los múltiples pinos que tengo fuera. No sé que me pasa, pero sigo dejando pasar la vida como si no me importara, como si estuviera esperando a no se qué condiciones a partir de las cuales pudiera empezar a vivir y a disfrutar. Mi vida es como el primer boceto de  un artista, el problema es que ya tengo más de 40 años y sigo sin poder comenzar a vivir. No lo entiendo, de veras que no lo entiendo. Es cómo si no tuviera un estilo definido, como si estuviera a merced de las circunstancias y no fuera dueño y señor de mi destino. Me dejo llevar, sólo eso, y en medio de la corriente que me lleva, doy una brazada o hago un movimiento brusco para no estrellarme contra las rocas. Bueno nada más que me queda por decir que ya he encargado el sobre techo del garaje. Creo que con esto acaban mis inversiones en infraestructuras para la casa.  

El crío y yo vamos a salir a cenar fuera. No soy un buen cocinero, y no porque no tenga maña, sino porque apenas lo he intentado. Como dice S., para cocinar hace falta comprar los alimentos y sus condimentos. 

Estoy un poco preocupado desde hace unas semanas, básicamente desde que volvimos de las vacaciones. El negocio va chungo y no hay síntomas claros de mejoría. La economía no está tan mal, lo que está mal es la calaña de los directivillos de mierda que dirigen las empresas en épocas de crisis. Se ha perdido el sentido común y la inteligencia en una época en la que hemos tocado fondo o hemos tocado techo de un sistema económico viejo, gastado y maltratado. 

Nanuk sigue recuperándose, pero  estoy convencido que para él la vida ha entrado en la última recta, después de la última curva. ¿Subirán los perros a los cielos o a los infiernos? ¿Verán ese tunel de luz blanca?, Bueno, voy a coger al crío y nos vamos de cena. 

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